domingo, 20 de enero de 2013

Teresa Margolles


Hace años llegó a mis manos un catálogo de una artista de la que nunca antes había oído hablar y tras leerlo, me quedé realmente impactada. Su arte no es bello estéticamente, muchas veces resulta incluso desagradable, pero es muy comprometido socialmente y arriesgado, luchando y criticando abiertamente a través de sus creaciones el crimen organizado mexicano. Por eso, porque me parece realmente interesante, le dedico hoy mi post semanal a ella, a Teresa Margolles.

Teresa Margolles (Culiacan, Sinaloa, México 1963) estudió Medicina Forense y Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de México. Artísticamente irrumpió en la década de los noventa con el grupo SEMEFO (Servicio Médico Forense) en la escena underground mexicana, inicialmente dentro del ámbito de la música con un grupo de metal rock, para pasarse al poco tiempo al circuito artístico de la ciudad.


 Catafalco,1997

En el año 1997 se independizó del colectivo y comenzó a producir en solitario, siguiendo la misma estética que había compartido con sus compañeros pero desde una actitud más arriesgada y radical. Esta creadora ha explorado artísticamente durante todos estos años el mundo de los muertos, fallecidos por causas violentas y no esclarecidas. Muertos que debido a la escasez de medios de sus familiares, no pueden recibir una sepultura digna y pasan al olvido.

Las obras de Margolles pueden resultar muy polémicas desde el punto de vista ético e incluso legal, ya que en todas ellas hay un contacto directo con el muerto; violando todo tipo de normas sociales y sanitarias. Ha llegado a exhibir desde la dermis de jóvenes fallecidos pobladas de tatuajes, la lengua de un chico con un piercing hasta instalaciones en las que usa el agua con la que lavan los cadáveres y que entra en contacto directo con los espectadores de la obra. 

 En el aire, 2003 (burbujas hechas con agua de la morgue)

Margolles no comercializa con todas sus creaciones, las obras en las que utiliza partes del cuerpo humano  no están a la venta, son un homenaje a ese cadáver que iba a ser olvidado y una denuncia a la sociedad violenta en la que vivimos, donde parece ser que la vida de algunas personas no vale nada. De hecho la artista opina cómo hasta en la muerte, existen jerarquías y ella precisamente se ocupa de la más baja, de los olvidados.

Teresa Margolles se encuentra cómoda en un ámbito en el que no mucha gente lo consigue y juega con las emociones del espectador, que no sabe en la mayoría de los casos a qué se va a enfrentar, produciéndole en numerosas ocasiones repulsión. Consigue dar voz a aquellos a los que intentaron arrebatársela mediante la violencia, la corrupción o la criminalidad, recobrándola a partir de sus creaciones con más fuerza que nunca.

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